miércoles, 30 de diciembre de 2009

Sonia Trujillo

Sonia Trujillo organillera de oficio,
a golpes de torpeza consigue unas monedas
con las que beberse el dolor de haber nacido.
Sonia Trujillo lleva la cara marcada por el sacrificio,
mientras su artilugio canta insensible
y los niños la observan
ella tiene la mirada de vidrio
y el corazón ahogándose en vino.

Sonia Trujillo a veces despierta de su letargo
para mostrar una sonrisa forzada.
Entonces se sacude el vestido
y gira el manubrio
a ritmo frenético
hasta llenar el plato
hasta ganar suficiente dinero
con el que cambiar tristezas por cualquier líquido.

Sonia Trujillo no tiene a nadie que la espere con un beso
al anochecer yace, borracha, en su casa solitaria
y muchos visitan su entrepierna sin aviso
mientras, ella, escucha los jadeos
como llegados desde lejos.

A Sonia Trujillo le robaron el instrumento,
cuando despertó, había desaparecido,
cuando despertó, Sonia, sólo encontró el platillo,
cuando despertó, no sabía qué había ocurrido.
Le temblaban los dedos,
trató de recordar qué había hecho
pero la memoria le traicionaba desde hacía tiempo...

Entonces se vio en un espejo,
tan sola,
tan triste,
tan desfigurada..
que caminó,
sobria como nunca,
y se arrojó al río.

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