miércoles, 30 de diciembre de 2009

Jorge

A jorge
le pasó por encima
el tiempo.

Hoy, en la puerta del bar,
espera que algún cliente
se acerque
y le compre hachís
como si ambos fueran delincuentes.
Como siempre.

Jorge observa
que ya no son jóvenes los que le buscan,
esos prefieren
drogas que los mantenga a raya,
drogas que les agache la cabeza
y la disidencia.

A jorge,
el tiempo,
como os digo,
le pasó por encima
sin prevenirle,
sin avisarle.
De la noche a la mañana,
es un hombre desubicado
que viaja al moro,
que traga bolas
que luego caga.

Debe ser de los pocos,
el único, al que las venas le revientan
cuando recuerda
que en el barrio
se hacía el amor con calma
y se compartían utopías y consignas.

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