miércoles, 30 de diciembre de 2009

Omar

Omar se lava las manos
antes de rezar,
cien veces
hasta hacerse daño.

Omar es matarife,
golpea animales con mazos,
destroza hocicos, ojos,
los deja aturdidos...
Después espera que se desangren vivos
hasta que se llenan los baldes.
Omar despedaza,
trocea
y vuelve a empezar,
Mazo,
golpes,
sangre.

Catorce horas de jornada
por un salario que no compra
todo su hambre.

Omar no duerme,
Omar no soporta el olor a carne,
Omar no siente deseos de hablar con nadie,
sólo quiere regresar a casa
pero no debe hacerlo con la cabeza baja.

Omar se lava las manos,
antes de rezar,
cien veces,
como si lavándose pudiera conseguir el favor
del dios de los 99 nombres.

Se lava las manos Omar,
una y otra vez,
hasta hacerse daño,
hasta que sangra.

Entonces, sólo entonces,
se siente Omar,
en calma.

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