miércoles, 30 de diciembre de 2009

Sofìa

Sofía vende castañas.

Por docenas.

Cuida el fuego como una vestal harapienta.
Los huesos de sus manos,
torcidos igual que ramas,
remueven las brasas.
Las cuenta.
Ni una más.
Ni una sola.
Sofía trabaja hasta que las voces bajan.
Hasta que las risas borrachas salen a besarse
y a follar a los portales.

Entonces, Sofía, regresa a casa..
Y hace frío,
hace tanto frío,
tanto,
tanto frío...
Que camina casi corriendo
para que no se le hiele el aliento.

Rápido, Sofía.
Corre,
corre, Sofía,
no pienses en aquella noche.

Corre,
corre, Sofía,
no pienses en aquella maldita noche,
igual que esta jodida noche
que saliste a buscar a tu padre
y sólo encontraste un cadáver...

corre,
corre, Sofía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario