Ni Octavia recuerda
cuando fue muchacha.
Se recuerda sólo a sí misma
abriendo puertas
de las casas que limpia y ordena.
Octavia retuerce el trapo con olor a lejía
y piensa que tal vez mañana,
tal vez,
un hombre la desee como a una hembra,
como a una de esas verdaderas,
de las telenovelas.
Tal vez.
Si.
Tal vez mañana.
No quiere ver Octavia
que el tiempo le pasó de largo,
que los pechos los carga ya a la cintura,
que si nunca fue una mujer apetecible
menos lo será ahora,
con tanto reuma jodiéndole los huesos
Y tanto cansancio
Y tanta desgana
Y tanta pobreza incrustada en el tuétano.
Lo que piensa Octavia mientras frota,
Mientras airea sábanas
Y recoge y friega
Y lava y plancha
Y llora y llora y llora.
Lo que piensa seguramente Octavia,
Es que es demasiado tarde para tener sueños,
Demasiado tarde para alimentar deseos.
miércoles, 30 de diciembre de 2009
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Las octavias del mundo, un dia tendran su palacio de invierno que asaltar y sera su hora.
ResponderEliminarSalud
Demasiadas Octavias, ver la vida pasar sentadas en un anden con dirección a ninguna parte.
ResponderEliminarUn saludo
De la mano de León,llego a tu encuentro... y te leo con todos los nombres, Fernando, Octavia, Omar, Elvira... Un delicioso regalo para esta tarde gris del norte.
ResponderEliminarUn abrazo,
A.
Gracias por tus poesias, Silvia, que nos hacen llorar y pensar. Un abrazo
ResponderEliminarMientras no se escape el último de los alientos, ese que dicen que pesa 21 grámos, queda tiempo para soñar....
ResponderEliminarSalu2ssssssss